aferrarse a la vida

historia de un milagro

 

 

La finalidad de dejar aquí una recopilación de sucesos y el porqué le llamamos “milagro”

Antes que nada es mi reconocimiento y las gracias desde el fondo de mi alma a un grupo de excelentes profesionales, los que hicieron posible mi total recuperación y el que esté aquí  disfrutando de esta segunda oportunidad que me fue concedida. Milagro por los momentos y tiempos justos en que cada uno de ellos en el momento preciso y necesario estuvo presente.

Sin querer ser reiterativa, a cada uno de ellos: con afecto GRACIAS.

 

 El 15 de septiembre de 2004, a las 7 de la mañana, sufrí un accidente cerebro vascular derivado de la rotura de una arteria en mi cerebro. Un aneurisma  que en la gran mayoría de los casos resulta de resolución fatal inmediata.

Mi esposo requirió los servicios de Cardio Mar del Plata , un sistema de emergencias médicas al que estamos afiliados. En pocos minutos se hicieron presentes y concretaron  los primeros intentos de estabilización. Todo me es narrado luego por mi marido, ya que desde el momento del suceso hasta mas o menos 6 meses después, no registro datos en la memoria.

Me trasladaron al Hospital Privado de Comunidad, Allí le dieron a mi familia  pocas esperanzas de sobrevivencia, ya que mi estado era crítico y por casos similares se sabia que las posibilidades de superar el trance  eran escasas  (solo un 4 % ) y generalmente si se daba era con graves secuelas motrices e ideatorias  posteriores.

Estuve  20 dias en terapia intensiva, con asistencia respiratoria y en coma profundo.  En ese lapso contraje  Neumonía intrahospitalaria  e infección urinaria por las sondas. Al poder desconectarme de aquel  sistema de soporte de vida , pase a inte rnación en el servicio de Neurología  en el mismo Hospital cama 8,  abriendo los ojos el 7 de octubre. Me encontraba cuadriplégica  y totalmente confusa.

la finalidad de hacer esto es para enviar un mensaje de esperanza y fe a todos aquellos que por una circunstancia u otra sufrenalgo similar y confíen siempre pues los milagros también existen

Creí no tener nada, pero al descubrir la fe y la esperanza, comprendí que lo tenía todo

 

 

En casa mi esposo y mi hija Silvana, habían montado una pequeña clínica, con cama ortopédica, y todo lo accesorio para poder  concretar una  internación domiciliaria.

Alli me trasladaron el 13 de octubre,  aún con sondas y traqueotomía. Permanecí en ese estado varios meses, avanzando paulatinamente hacia una recuperación. Que se la veía difícil pero finalmente aconteció.

Hasta aquí los hechos  cronológicos. Que son solamente eso, sucesión de acontecimientos.

Ahora paso al milagro.

 

La lucha de los médicos.

 

El Dr. Mauro Gáspari,  un cirujano de primera,  fue el que me operó.  Bregó permanentemente por sacarme a flote, no dejando un solo día de asistirme hasta mi traslado a casa. .

  Acompañado por otro médico del Servicio, el Dr. Sebastián Rauek estuvo atento a cada problema que surgía para ir encontrando soluciones.

 
 

  A más de la parte profesional, tuvo, como Sebastián Rauek, una parte humana encomiable. Mi esposo le llamaba permanentemente al Hospital en consultas que iban apareciendo día a día y siempre ofrecieron  la respuesta justa y el apoyo necesario

  Al salir del Hospital, aún cuadripléjica , pasé a depender  del Servicio de Internación a Domicilio del mismo Hospital, a cargo del Dr. Pablo Malfante. Encabezando un grupo de profesionales de dedicación absoluta, como los doctores Calderón, Ciocchini, Maria Vallejos,  Secundados por un grupo de enfermeras que día a día se ocupaban de su quehacer para conmigo. Angélica, Olga, Mariela, Anabel. Y otras que rotaron.
 

Las enfermeras del servicio de Neurología  con una dedicación a su tarea  total, fueron parte importante del tratamiento.

Secundados por un grupo de enfermeras que día a día se ocupaban de su quehacer para conmigo. Liliana aun hoy me recuerda, eso habla del afecto que me brindaron en todo momento.

 

  La secretaria del servicio de internación domiciliaria, Adriana, atenta a agilizar todos los tramites para análisis, ecografías y lo que fuere menester, poniendo una buena voluntad y dedicación permanentes para la solución de cualquier necesidad administrativa.

  La Lic. Weinzettel del Servicio de Asistencia Social del Hospital, junto con el doctor Calderón, nos facilitó un listado con enfermeras que podían ser contratadas para atender mi higiene personal. en el domicilio.
 Tuvimos la suerte de acceder a Alicia Hernández, una persona con una dedicación a su tarea, una dulzura y un cumplimiento notable, al punto que jamás faltó ni a la mañana ni a la  noche. Es lo que podemos describir como una excelente persona a mas de profesional. Durante meses realizó con mi esposo la larga tarea de bañarme postrada , y mantener en todo momento aseado cuerpo y cama. Y al día de hoy es una entrañable amiga de la casa  

 

Merece mención aparte este profesional cubano Yoemi Cavajal egresado de la Universidad de La Habana  

 

Con una fe en su trabajo y un empeño enorme concurría todos los días, sin falta. , Yoemi iba logrando objetivos  que en una rápida cronología puedo resumir en:

A principios de enero pasé a una silla de ruedas.   

  En febrero pude pararme tomada de la baranda de la cama, en marzo di unos pasos en la piscina de natación donde él me acompañó,  en Abril comencé a utilizar un andador de 4 patas y  en junio a desplazarme sola, siempre asistida por mi esposo convertido en “sombra” mía permanente pues tendía  a perder el equilibrio y  a caer hacia atrás.   

 

Yoemi tomó a su cargo mi recuperación desde el primer día que llegué a mi domicilio. Con paciencia trabajo y tesón, , fue poniendo metas. Mover una mano, luego un brazo, luego los hombros, y así, se fueron cumpliendo etapas. 

Con una fe en su trabajo y un empeño enorme concurría todos los días, sin falta. , Yoemi iba logrando objetivos  

 

 

Con paciencia trabajo y tesón, paso a paso fui  tomando seguridad

el terapista argentino Juan Pablo Angilletta. compañero y ayudante de Yoemi me daba seguridad en mis primeros pasos

 

 

 

 

 .  Ya en el Instituto de Yoemi,  al que ahora podía trasladarme, este  incentivó las tareas con aparatos, logrando asíi para  septiembre mi total recuperación motriz, sin secuela de ningún tipo.

A la vez, el tratamiento neurológico había logrado que recuperara totalmente mis funciones ideativas,  no habiendo quedado  secuela de necrosis celular alguna en el cerebro.  Mis reflejos volvían a estar perfectos. Fui dada de alta  en ese Servicio de Neurología.

 

Paralelamente a estos diarios acontecimientos un día  al despertar noté con gran angustia que  mi ojo derecho había perdido la visión. En el acto concurrimos a ver a un especialista. el oftalmólogo Alberto Scarfone, quien luego de auscultarme y realizar una ecografía, señalo que no podía efectuar fondo de ojo pues había un derrame sanguíneo  enorme en el humor vítreo que me impedía  a mi ver y a el observar su interior.  Decidió hacer continuas ecografías para seguir el proceso, sin poner en riesgo mi retina. Cuando comenzó a diluirse algo el derrame, diagnosticó un extraño caso, pocas veces observado, que la sangre había pasado desde el cerebro al ojo a través de las membranas de nervio óptico. Su paciencia, su control permanente y su seguridad, impidieron que se concretara una operación  compleja  y al día de hoy ese ojo se recuperó perfectamente.

 

 

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Así llegue al año de mi despertar del coma. 7 de  octubre de 2005. En esta fecha celebré pues mi nuevo “cumpleaños” Había vuelto a pasar por todas las etapas de un bebé: primero en la cuna, luego en la silla (cochecito) luego con andador y finalmente caminar sola. Todo en el término de un año. Mas de la mitad de él no recuerdo absolutamente nada.

 

esos recuerdos están presentes y a mano en mis dos amores, dos ángeles de la guarda, uno, mi esposo y el otro una de mis hijas, Silvana, que estuvo a mi lado compartiendo la alegría de verme recuperar día a día. y mi otra hija , Marta, dándome ánimos a distancia, 

y así estoy ahora, feliz de vivir, disfrutando cada minuto, es el consejo que  le doy a todos aquellos a quienes me une el afecto, las pequeñas grandes cosas que hacen  al vivir cotidiano toman una dimensión  diferente y se las disfruta mucho mas y aquí cabe el dicho, no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos.

 

gracias por dejarme compartir esto con todos. Lo he llamado milagro porque eso fue, inexplicable para muchos que me han ayudado, una recuperación tan rápida y total. Comparto cuatro fotos de mi hoy.

Emilia Luznik Bujan       emisilmar@yahoo.es

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